Shaykh Abd al-Qadir Jilani, nacido en 1077 EC en Jilan, Irán, dominó las disciplinas académicas del Islam antes de dedicarse a las austeridades y los estudios espirituales cuando era joven. Finalmente se instaló en Bagdad (entonces la capital del mundo musulmán), donde sus conferencias rutinariamente atraían a miles de oyentes.
Se convirtió en una figura pública importante, supervisando fideicomisos caritativos, emitiendo decisiones judiciales y dirigiéndose a audiencias que incluían altos funcionarios del gobierno. Los temas que destacó incluyeron la virtud, la conducta ética y la autodisciplina. La popularidad de sus enseñanzas continuó después de su muerte en 1166, inspirando a sus seguidores y las generaciones posteriores de discípulos a establecer la orden Qadiri.